miércoles, 14 de abril de 2010

Teseo
Mientras Hércules es e! héroe dorio por excelencia, pero con un carácter más universal, ya que su padre fue Zeus y alcanzó la categoría de semidiós, Teseo, mucho más modesto, es el héroe ateniense por antonomasia, mucho más humano, aunque alguna versión lo crea hijo de Poseidón (cosa dentro de toda lógica). Atenas marítima, por definición de raigambre jonia, tenía el ancho mar como escenario de sus hazañas, mientras que los dorios y entre éstos los espartanos eran terrestres por naturaleza, ¿por qué el principal héroe ateniense no podía descender del dios del mar?
El propio Teseo se gloriaba de ser hijo de Poseidón y quería a todo trance que se le reconociera esta alcurnia. Se cuenta que al presentarse ante el rey Minos de Creta manifestó que quería ser tratado como verdadero hijo de posición y, como Minos cuestionaba tal ascendencia, Teseo aceptó realizar cualquier prueba que aseverara su afirmación. El cretense lanzó su anillo al mar. Si el héroe era hijo del dios de las aguas, recuperar la preciada joya dorada le sería fácil. Teseo se zambulló sin dudar un instante y «a caballo» de un delfín alcanzó el palacio subterráneo de la diosa Anfítrite, esposa de Poseidón. Tras un tenso período de espera, los cretenses y su soberano vieron surgir a Teseo hacia la superficie con aspecto triunfante, pues llevaba el anillo en una mano y una magnífica corona sobre su cabeza, regalo de la diosa.
Sea como fuere, la madre de Teseo era Etra, hija de Piteo, rey de Trecén. Sucedió que Egeo, soberano de Atenas, no tenía descendencia a pesar de haberse casado varias veces. Desesperado, fue a consultar al Oráculo de Delfos. La Pitia le contestó en forma oscura, puesto que le indicó que «no vaciara el odre de vino antes de volver a casa». De regreso, Egeo se hospedó en el palacio del rey de Trecén, Pireo, quien comprendiendo el significado oculto del oráculo se las ingenió para embriagar a su regio amigo y durante la noche colocarle al lado del lecho a su hija, Etra, quien de esta unión daría a luz al futuro héroe. La leyenda cuenta que Poseidón se aprovechó de aquella maravillosa noche e hizo también de las suyas.
Y sucedió que Egeo tuvo que volver a su patria estando adelantado el embarazo de Etra. Antes de despedirse de su amada escondió sus sandalias y su espada debajo de una enorme piedra y dijo a Etra que, si alumbraba a un varón, cuando tuviera fuerza suficiente levantara la piedra y calzado con las sandalias y ciñéndose la espada se dirigiera de incógnito a Atenas, donde su padre lo reconocería, pues le estaría es-o petando anhelante.
Como al parecer Piteo había sido el culpable de todo, no tuvo más remedio que perdonar el desliz de su hija (lógicamente, pues lo había provocado). Cuando Etra dio a luz un niño le puso por nombre Teseo, y lo crió y educó en su corte, argumentando firmemente que el padre era el mismísimo Poseidón, y así acalló las habladurías.
El niño creció día a día en fortaleza y belleza. A la edad de siete años conoció al gran Hércules, invitado a un banquete por Piteo. Hércules, para comer más cómodamente, se despojó de la piel del león de Nemea y, al apoyarla en un descansillo, algunos invitados que llegaban tarde a la mesa no osaban entrar creyendo que el animal estaba vivo. Teseo no se amilanó, arrebató un hacha a un criado y se abalanzó decidido sobre el despojo que parecía dotado de movimiento. Pronto salió de su error, pues el propio Hércules detuvo su brazo, pero le agradó la valentía del muchacho y le animó a que siguiera sus pasos.
Ya adolescente, Teseo ofreció como era tradición su cabellera al dios Apelo en Delfos, pero solamente lo hizo en parte, pues ofrendó únicamente el pelo de la parte delantera de la cabeza y así dicen los mitólogos que dio origen a una moda atestiguada en el mundo helénico ya muy entrada la época histórica.
Poco después (o poco antes, que para el caso es lo mismo, aunque hayan versiones discrepantes), Etra reveló a su hijo el secreto de su origen y le llevó al lugar donde Egeo había escondido los objetos. Teseo, animoso y lleno de júbilo, levantó ante el estupor de su madre la pesada piedra, se calzó las sandalias y se ciñó la espada, mientras exclamaba e interrogaba a la vez «¡Mi padre rey de Atenas! ¿pero dónde está Atenas?» Su abuelo Piteo, que le quería con pasión, le situó en un mapa de la época la esplendorosa ciudad donde reinaba Egeo. Para llegar a ella Teseo podía seguir dos caminos: el marítimo, fácil y seguro porque las naves de Trecén enlazaban constantemente con Atenas, y el terrestre, no recomendable por la cantidad de bandidos que infestaban su recorrido y que eran el terror de los viajeros. Teseo, para probarse a sí mismo, escogió este último.
El camino de Atenas fue un sendero de gloria para Teseo. Ya en el territorio de Epidauro, en donde después se construiría el famoso teatro con una sonoridad acústica única en el mundo, tuvo que luchar contra Perifetes, gigante que iba armado con una enorme maza con la que aplastaba a todo el que pasaba por allí. Teseo venció al malvado y, apoderándose de su terrible arma, una vez muerto se la guardó como trofeo de su primera victoria. En algunas versiones, Perifetes, es denominado Corinetes, y tenido por hijo del propio Hefesto; tal nombre derivaría del griego coriné; que quiere decir clava. Los mitólogos modernos quieren ver en esta figura una de tantas personificaciones de las negras nubes que avecinan tormenta y el rayo sería el reflejo atmosférico de la clava.
Al pasar por el istmo de Corinto, Teseo topó con el cruel bandido Sinis, del que se decía que era hijo del propio Poseidón. Para matar a los infelices que caían en sus manos, encorvaba dos pinos hasta juntar sus ramas y ataba a ellos los brazos de sus víctimas: al recobrar los árboles su posición normal, el pobre prisionero quedaba partido en dos. Una variante de este suplicio era atar a la víctima a la copa de un pino encorvado por Sinis hasta el suelo. Cuando el bandido lo soltaba, el pino se enderezaba lanzando al infeliz lejos y estrellándose finalmente contra el suelo. Teseo se sometió a tan terrible tortura y salió ileso. Entonces cogió a Sinis y le aplicó el mismo suplicio. Nuevamente los mitólogos modernos que desean dar una explicación natural a las hazañas de los héroes, ven en Sinis una personificación del huracán, cuya furia dobla y desgaja los árboles más corpulentos.
Después Teseo se encontró con .Escirón, bandido al que le entusiasmaban las tortugas alimentadas con carne humana. Apostado en los desfiladeros de las rocas bañadas por el mar de Salamina, obligaba a los viajeros a lavarle los pies, y cuando los desgraciados iban a realizar tal acción y se agachaban para ello, les pegaba un soberano puntapié que les arrojaba a las olas del mar, en donde tenía un vivero de tortugas hambrientas. Como se comprenderá, fue Teseo el que arrojó a su vez a las olas a Escirón y se dice que una vez devorado por los pesados animalitos, sus huesos se transformaron en los arrecifes y escollos que se hallan todavía en aquel lugar.
Junto a Eleusis, Teseo midió sus fuerzas con el arcadio Cerción, quien tenía una hija seducida al parecer por Poseidón y muerta por su ?propio padre al conocer lo ocurrido. Como Cerción no podía vengarse en el dios, mataba a cuantos viajeros pasaran por delante de la tumba de la infeliz doncella. Teseo llegó ante ella y dio muerte a Cerción, arrastrándolo por el suelo.
Poco antes de llegar a Atenas, Teseo se cruzó con Procusto, padre de Sinis, a quien nuestro héroe había dado muerte y que ardía en deseos de vengar a su hijo. Procusto utilizaba un refinado método para asesinar a los viajeros: cuando alguien solicitaba su hospitalidad (naturalmente sin saber quién era), el bandido les ofrecía un lecho, en el que si la talla del huésped era superior le cortaba todo lo que excedía de más, y si era inferior le descoyuntaba los miembros para acomodarse a sus medidas mediante pesas y poleas. Nunca coincidió el lecho con la estatura del viajero. Procusto intentó colocar a Teseo en el artilugio, pero el héroe le venció y le condenó a morir en el mismo suplicio. Este castigo, conocido como «el lecho de Procusto», viene a ser un reflejo de ?la ley del talión interpretada como «lo mismo que tú me hiciste a ti te lo harán».
Tras haberse purificado de todos estos asesinatos a orillas del río Cefiso por los sacerdotes de Zeus, ya que alguno de estos bandidos no dejaba de ser pariente suyo, realizó su entrada en Atenas.
Teseo entra de incógnito en Atenas
Las hazañas de Teseo habían llegado a oídos de los atenienses, considerando a éste como digno sucesor de Hércules en el mundo de los héroes, pero nadie pensaba que podía ser hijo de su propio rey y heredero del trono. Un día, cuando vieron entrar por la puerta de la ciudad a un joven que vestía larga túnica blanca y portaba una hermosa cabellera rizada, algunos ciudadanos se burlaron del aparente afeminamiento del forastero. Cuando Teseo pasó junto al templo de Apolo Délfico, que estaba en construcción, los insultos de los obreros arreciaron contra el héroe. Teseo no hizo ningún comentario, pero cuando vio un carro muy pesado tirado a duras penas por dos bueyes llegó hasta él, desunció a los animales y tomando el carro con ambas manos lo lanzó con fuerza a mucha distancia de allí. Los obreros enmudecieron y los transeúntes comenzaron a rodear a aquella singular figura, que se dirigió a palacio.
Egeo, rey de Atenas, se hallaba casado entonces con la famosa y autoritaria Medea, cuyo anterior esposo había sido Jasón, el caudillo de la expedición de los Argonautas. En realidad era Medea la que gobernaba el país. Los reyes recibieron amablemente a Teseo y le invitaron a la mesa, pero Medea, sospechando que iba a suceder algo extraordinario, receló del joven y se dispuso a desembarazarse de él en el banquete ofrecido en su honor, envenenándole con una copa de vino. Teseo tuvo entonces una especie de premonición y dejó caer la copa de sus manos, derramándose su contenido. Entonces Egeo reconoció a su hijo primogénito, al darse cuenta de que la espada que llevaba era la misma que había escondido en Trecén y, sacando fuerzas de flaqueza, desterró a Medea y a su hijo Medo (históricamente éste sería el caudillo epónimo del pueblo de los medos) y asoció a Teseo en el gobierno.
Desde este momento todos los esfuerzos del héroe se encaminaron a reforzar el trono de su padre; en primer lugar luchó contra los Palántidas, primos de Teseo, quienes aspiraban a suceder a Egeo. Teseo les ?venció y la guerra se dio por terminada. Marchó después en busca de un furioso toro que desbastaba el territorio de Ática. Este animal era e! mismo que Hércules ya había dominado en uno de sus trabajos. Teseo lo sorprendió en la llanura de Maratón, lo capturó vivo, se paseó con él por las calles de Atenas cogiéndole por los cuernos y finalmente lo ofreció en sacrificio a Apolo Delfiniano.
Teseo soberano de Atenas, nuevas aventuras del héroe
El júbilo de todos por la vuelta del héroe se trocó en desolación.
Teseo quedó consternado al conocer el trágico fin de su progenitor. Nuevo soberano de Atenas y de la comarca del Ática, ordenó que tributaran solemnes honras fúnebres a Egeo durante varias semanas. Luego en acción de gracias por el feliz éxito de su viaje, instituyó la fiesta de las Panateneas, en honor de Atenea. Se cuidó también de hacer cumplir un voto ofrecido a Apelo, disponiendo también de sacrificios anuales en su honor. Los atenienses hicieron remontar hasta su gobierno los orígenes de la democracia. Le atribuyeron la reunión en una sola polis o ciudad a los habitantes de la montaña, el llano y el litoral, dando impulso a la gran Atenas, orgullo de la Historia. Hecho esto, habría constituido las primeras asambleas populares para deliberar sobre los asuntos políticos, reservándose él tan sólo el poder ejecutivo. En este sentido, pues, habría sido el primer republicano. Nada hay que atestigüe estas trascendentales innovaciones, pero como la gloria del nacimiento de la democracia nadie se la puede quitar a Atenas, era natural que consolidada ésta, mucho más tarde sus artífices quisieran remontar sus orígenes al de su héroe más singular.
Después de dejar fortalecido el poder en Atenas, Teseo sintió nostalgia de las proezas pasadas y se lanzó de nuevo al mundo de la aventura. Muchas son las hazañas atribuidas al héroe después de su segundo regreso a Atenas; las más importantes y en general coincidentes en las diversas versiones son las realizadas junto con su amigo Pírítoo, rey de los lapitas, pueblo tesalio dedicado a la caza que interviene en no pocos pasajes mitológicos.
Se cuenta que Pirítoo, que había oído hablar de Teseo con admiración, quiso poner a prueba al héroe y le robó parte de sus rebaños. Teseo lo descubrió y cuando iban a llegar a las manos, la atracción del ?lapita por el joven soberano ateniense fue tal, que le solicitó el perdón Y deseó ser su esclavo. Teseo, atraído a su vez por la sencillez de Pirítoo, descendiente al parecer del propio Zeus, 10 hizo entonces su íntimo amigo. Naciendo así un nuevo amor mutuo, rayano en la homosexualidad, de la que, como ya dijimos en su lugar, no debe escandalizarnos.
Precisamente Teseo asistió a la boda de su gran amigo Pirftoo con Hipodamia, doncella de extraordinaria hermosura. Al banquete fueron invitados los centauros, por estar emparentados con los lapitas. Uno de ellos. Euriro, bebió más de la cuenta y preso de los vapores etílicos intentó propasarse con la recién desposada. Teseo, Pirítoo y los lapitas pudieron detener al insolente y, tras Cortarle las orejas y la nariz, 10 echaron violentamente del banquete. Los centauros, compañeros de Eurito, quisieron vengarlo y se entabló una terrible lucha inmortalizada por Fidias en uno de los frontones del bellísimo templo del Partenón de Atenas dedicado a Atenea. Teseo y Pirítoo, tras ímprobos esfuerzos, fueron los artífices de la victoria y los centauros terminaron por batirse en retirada.
Siguiendo los pasos de Hércules, su admirado modelo, Teseo también luchó contra las Amazonas. Ayudado por su fiel Pirítoo raptó a la reina Antíope, quien se enamoró de Teseo a pesar de su exacerbado feminismo y accedió a vivir con él en Atenas. Las Amazonas no se conformaron con la traición de la que entonces era su soberana, pues después de la derrota de Hipó1ita ante Hércules les era difícil digerir un segundo triunfo masculino y atacaron a su vez a la ciudad de Atenas. Tras sangrientos combates, las supervivientes tuvieron que regresar nuevamente derrotadas a su país.
Los mitólogos modernos, contrariamente a la tradicional creencia de que las amazonas se rebanaran un pecho para tensar mejor el arco (concretamente el seno derecho), opinan que a la palabra amazona hay que darle el sentido del prefijo con un carácter aumentativo, no el significado de sin. En este caso, amazona querría decir dotada de muchos senos. Cosa que cuadraría con la interpretación de que estos seres serían una representación de las nubes que galopan incesantemente y de cuyos pechos manan las aguas que riegan y fertilizan la tierra.
Las amazonas no permitían que entre ellas vivieran los varones y únicamente sostenían relaciones con ellos una vez al año (en este caso iban a buscar a los vecinos a los que hacían prisioneros y luego mataban) para perpetuar la especie, conservando de estas uniones forzadas ?tan sólo a las niñas, que eran educadas de acuerdo con sus principios morales y guerreros. El mito tiene un trasunto en la Mitología Germánica en las Valquirias y pasa al Nuevo Mundo en su exploración y conquista, confundiéndose con el de El Dorado y tantos otros, dando nombre a! río más caudaloso de la tierra: el Amazonas.
Teseo y la trágica historia de Fedra
La bella Antíope vivió feliz muchos años con Teseo y le dio un hijo llamado Hipólito, que iba a tener un fin desgraciado. Al cabo de un tiempo se cansó de la amazona y la repudió. Entonces contrajo nuevo matrimonio con Fedra, hermana menor de Ariadna, en el aspecto político, para terminar de una vez para siempre con las tensas relaciones entre Atenas y Creta, y en el sentimental, porque no había olvidado nunca a su primer amor, un amor que físicamente no había podido consumar, y Fedra ¡se parecía tanto a su hermana! Además tenía la ventaja entonces de que era más joven. Por su parte, Fedra recordaba a Teseo de niña, conocía todos los detalles de su vida y sabía que ahora era un rey muy poderoso que tenía un hijo de Antíope llamado Hipólito...
Fedra, ambiciosa, casó entusiasmada con Teseo, pero pronto se dio cuenta de que su augusto esposo buscaba en ella un parecido mora! con su hermana que ella no podía ofrecer, y pronto vino la rutina y el cansancio. Fedra entonces buscó la forma de vengarse...
La ocasión la encontró en el pobre Hipólito, que se había convertido en un apuesto mancebo. Fedra se enamoró apasionadamente de su hijastro y, tras declararle sus sentimientos, intentó una y otra vez entregarse a él. Hipólito, que había consagrado su vida a Artemis, recibió con asco la proposición y rechazó todos los requerimientos. Fedra, despechada, terminó por ahorcarse. En una carta dirigida a su esposo contó la historia al revés, afirmando que había tomado aquella decisión porque Hipólito había intentado mancillar su honor (viene a ser un nuevo reflejo en la Mitología Clásica de la historia de la mujer de Putifar, capitán de la guardia del Faraón, y del casto José, vendido por sus hermanos a los egipcios... Pero historias como la de Fedra ¡han habido y seguirán habiendo tantas!). Al leer la carta de su esposa, Teseo montó en cólera y maldijo a su hijo, quien pronto sufrió un accidente y ?murió destrozado bajo su propio carro, cuando los caballos de éste se asustaron ante la presencia de un toro que se dirigía contra ellos y provocaron el vuelco.
Sin embargo, Hipólito recobró su dignidad gracias a que Artemis hizo saber a Yeseo la verdadera historia. El héroe comprendió entonces su error y cuán profundos eran el respeto y amor de su hijo, que desde entonces pasó a ser considerado como modelo de piedad filial. Algunos mitólogos ven en Antíope a una diosa lunar y en Fedra a una Aurora. Hipólito sería la estrella matutina, que poco antes de despuntar el día brilla en el firmamento, donde su madre la Luna es todavía reina Y señora. Pero el lucero del alba excita pronto los deseos apasionados de la Aurora y es lanzado del firmamento por el Sol, desapareciendo en la bruma marina.
En las escuelas psicoanalíticas modernas el «complejo de Fedra» se ha venido a añadir a los de Edipo y Electra (de cuya historia nos ocuparemos más tarde), complejo de la mujer madura que llega a una edad la en que ya no puede concebir, pero si amar, junto a una serie de trastornos fisiológicos y psíquicos. Complejo llamado así en recuerdo de aquella esposa de Yeseo que las circunstancias hicieron que no pudiera gozar plenamente del amor como ella hubiera deseado.
Últimas hazañas del héroe
A los cincuenta años, Teseo continuaba deseando ardientemente la compañía del bello sexo y entonces se le ocurrió raptar a Helena, que a la sazón contaba apenas diez aíios y naturalmente todavía no era esposa de Menelao ni había sufrido el segundo rapto más famoso y trascendental. También acompañado de Pirítoo, inició la aventura. Ambos amigos se dirigieron a Esparta y se trajeron cautiva a Helena. Los dos se habían prendado de ella y la echaron a suertes: la fortuna sonrío a Teseo. Pero entonces los hermanos de Helena denominados los Dióscuros, Castor y Pólux, la recuperaron poco después y en venganza se apoderaron de la madre de Teseo, Etra, que pasó al servicio de Helena, quien se la llevó a Troya al ser raptada por Paris, hasta que los griegos la liberaron al ocupar la capital del reino de Príamo.
Teseo consoló a su amigo al no sonreírle el azar y le prometió ayudarle a conquistar otra mujer, por difícil que esto fuera. Pirítoo se en?caprichó nada menos que de Perséfone, reina de los Infiernos. Nada acobardó a los dos héroes, que descendieron a las profundidades de los dominios de Hades y, fatigados por el largo camino, se sentaron a descansar en una piedra de forma que cuando quisieron levantarse no pudieron. Como hemos relatado ya, Hércules pudo salvar a Teseo, pero le fue imposible hacer lo propio con Pirítoo.
Muerte de Teseo
Al regresar a Atenas, Teseo se encontró el reino en franca rebeldía contra él. Un pariente suyo llamado Mnesteo se había apoderado del trono, con el beneplácito del ejército y de parte de sus súbditos. Amargado por los acontecimientos. Teseo se exilió en la corte del rey de Esciros, Licomedes, quien envidioso de la gloria del ateniense y quizá sobornado por Mnesteo, despeñó a Teseo por un acantilado cuando más confiado se hallaba. Su cuerpo terminó por estrellarse contra la arena de la playa. Los restos del héroe fueron inhumados en Esciros y, recogidos más tarde por Cimón cuando conquistó la isla, fueron transportados a Atenas y colocados en la urna del Teseión.
Se contaba que en plena batalla de Maratón, que terminó con una espléndida victoria de los griegos sobre los persas (490 a.C), un guerrero de talla prodigiosa y de inigualable valor había contribuido al triunfo ateniense. Todos coincidieron en señalar que el misterioso personaje que luchaba en cabeza del ejército era Teseo. La Mitología griega inicia así la tradición de los héroes que aparecen para decidir el curso de una batalla ni más ni menos a lo que después sucedió con Santiago «matamoros» en la Edad Media española.
Heracles (Hércules) :

Hijo de Zeus y de Alcmena, esposa de Anfitrión, fue concebido en una triple noche, sin que por ello se alterase el orden de los tiempos, ya que las noches siguientes fueron mas cortas.
Se dice que el día de su nacimiento resonó el trueno en Tebas con furioso estrépito, y otros muchos presagios anunciaron la gloria del hijo del dueño y señor del Olimpo. Alcmena dio a luz dos mellizos, Hércules e Ificles. Anfitrión deseando saber cuál de los dos era su hijo, envió dos serpientes que se aproximaron a la cuna de los mellizos. El terror se apoderó de Ificles, quien quiso huir, pero Hércules despedazó a las serpientes y mostró ya entonces, que era digno hijo de Zeus.
Por otro lado, Hera, movida por los celos, resolvió eliminar al recién nacido enviando contra él a dos terribles dragones para que le despedazasen. El niño, sin el menor espanto, los trituró e hizo pedazos.
Palas logró que se apaciguara la cólera de Hera hasta el extremo de que la reina de los dioses consintió en darle de mamar de su pecho al hijo de Almena. Se cuenta que Hércules, abandonando el pecho, dejó caer algunas gotas de leche que se derramaron sobre el cielo, formándose de esta singular manera la vía láctea o camino de Santiago.
Los maestros más hábiles se encargaron de la educación de Hércules, Autólico le enseñó la lucha y la conducción de carros; Eurito, rey de Elia, el manejo del arco: Eumolpo, el canto; Cástor y Pólux, la gimnasia; Elio, le enseñaba a tocar la lira y el centauro Quirón, la astronomía y medicina.
Su desarrollo físico fue extraordinario y su fuerza portentosa. Hércules era un gran bebedor, y su jarro era tan enorme que se necesitaba la fuerza de dos hombres para levantarlo.
Ya mozo, Hércules se retiró a un lugar apartado para pensar a que género de vida se habría de dedicar. En esta oportunidad se le aparecieron dos mujeres de elevada estatura, una de las cuales, la Virtud, era hermosa, tenía un rostro majestuoso y lleno de dignidad, el pudor en sus ojos, la modestia grabada en sus facciones y vestía de blanco. La otra llamada, Afeminación o Voluptuosidad, de líneas onduladas y color rosado, miradas encendidas y llamativo vestido, manifestaba claramente sus inclinaciones.
Cada una de las dos procuró ganarlo para sí con promesas, decidiéndose Hércules por la Virtud. Abrazó así el héroe por su propia voluntad un género de vida duro y trabajoso.
Cuando Hércules creció, Hera vertió en su copa un veneno que lo enloqueció y esta locura hizo que Hércules matara a su mujer y a sus propios hijos confundiéndolos con enemigos. Como castigo fue enviado con el primo de Hera, Euristeo, para servirle por 12 años. Euristeo, estimulado por Hera, siempre vengativa, le encomendó las empresas mas duras y difíciles, las cuales se llamaron los doce trabajos de Hércules. Estas fueron: El león de Nemea, la hidra de Lerna, el jabalí de Erimanto, las aves de Stinfálidas, la cierva de Artemisa, el toro de Creta, los establos de Augías, robar los caballos de Diomedes, robar las manzanas de las Hespérides, arrebatar el cinturón de Hipólita, dar muerte al monstruo Gerión, y arrastrar a Cerbero fuera de los infiernos.
De todos ellos salió victorioso el héroe y son otros muchos los que asimismo se le atribuyen, pues casi todas las ciudades de Grecia se vanagloriaban de haber sido teatro de algún hecho maravilloso de Hércules. Exterminó a los centauros, mató a Busilis, Anteo, Hipocoón, Laomedonte, Caco y a otros muchos tiranos; libró a Hesione del monstruo que iba a devorarla, y a Prometeo del águila que le comía el hígado, separó los dos montes llamados más tarde columnas de Hércules, etc.
El amor, pese a las numerosas hazañas realizadas por el héroe, ocupó intensamente el espíritu y el cuerpo de Hércules. Tuvo muchas mujeres y gran número de amantes. Las más conocidas son Megara, Onfalia, Augea, Deyanira y la joven Hebe, con la cual se casó en el cielo, sin olvidar las cincuenta hijas de Testio, a las cuales hizo madres en una noche.
El odio del centauro Neso, unido a los celos de Deyanira, fueron la causa de la muerte del héroe. Sabedora esta princesa de los nuevos amores de su esposo, le envió una túnica teñida con la sangre del centauro, creyendo que con ello impediría que amara a otras mujeres. Pero apenas se la puso el veneno del que estaba impregnada hizo sentir su funesto efecto, y penetrando a través de la piel, llegó en un momento hasta los huesos. En vano procuró arrancarla de sus espaldas; la túnica fatal estaba tan pegada a la piel que sus pedazos arrastraban tiras de carne.
Las más espantosas imprecaciones contra la perfidia de su esposa brotaron de los labios del héroe, y comprendiendo que se acercaba su última hora, constituyó una pira en el monte Oeta, extendió sobre ella su piel de león, y echándose encima mandó a Flictetes que prendiera fuego y cuidase sus cenizas.
En el mismo instante en que comenzó a arder la pira, se dice que cayó un rayo sobre ella para purificar lo que pudiera quedar de mortal en Hércules. Zeus lo subió al Olimpo y lo colocó entre los semidioses.
Aquiles:

Aquiles, hijo de la diosa Tetis y del mortal Peleo, fue uno de los grandes héroes de la mitología griega. De todos los que lucharon en la Guerra de Troya fue el más reconocido. Su papel en la guerra fue decisivo para la victoria de los griegos, pero eso no significaba que pudiese asistir a la caída de Troya. Pese a sus cualidades sobrehumanas, Aquiles era mortal. Su muerte fue anticipada y, al contrario que otras figuras como Heracles (Hércules), no le esperaba la edificación, sino una vida de desesperanza en el mundo de las sombras. La extrema fortaleza, crueldad, arrogancia y belleza de Aquiles se convirtió en el prototipo de todos aquellos que quisieran pagar por vivir una vida ilustre, peligrosa y acelerada. Este tipo de vida siempre conlleva una muerte prematura, tal y como muestran los ejemplos de Alejandro Magno, conquistador macedonio que admiraba al propio Aquiles, e incluso otros más recientes como el de James Dean, Jimi Hendrix, Ayrton Senna o Barry Sheen.
Al principio, tanto Zeus como Poseidón cortejaron a la encantadora Tetis, hija de Nereo, dios del mar, pero como debido a una antigua predicción el hijo de Tetis superaría a su padre, se convirtió en esposa de Peleo, rey de Fitia en Tesalea. Durante su magnífica ceremonia de bodas se sembraron las semillas de la Guerra de Troya cuando Eris, diosa de la discordia, arrojó una manzana dorada sobre los invitados. Iba destinada a Hera, la diosa más bella, pero Atenea y Afrodita iniciaron una pelea con ella para dilucidar quién merecía la manzana, siendo Paris, príncipe de la corona de Troya, el que juzgó finalmente a petición de todos, con un resultado desastroso.
Tetis sabía que su hijo se convertiría en un destacado héroe, pero también sabía que no llegaría a alcanzar la madurez. Con todo el amor que le podía dar, hizo cuanto pudo para cambiar su destino, hasta bañar a su hijo en las aguas de la laguna Estigia que conducía al Averno para hacerle inmortal. Y casi lo consiguió, pero cuando sumergió a su pequeño en el agua, el talón por el que le sujetaba quedó fuera del agua yeso provocó que siguiese siendo mortal. Finalmente fue el «talón de Aquiles» el elemento fatal para el héroe. De acuerdo con otra interpretación, ante el estupor del padre del pequeño, Tetis, trató de hacer inmortal a Aquiles acostándole sobre el fuego durante la noche y frotando su cuerpo con ambrosía a diario.
Aquiles fue educado por el sabio centauro Cirón, que ya había instruido a otros héroes. Entre otras cosas, Aquiles recibió una formación intensiva en la carrera, algo que le iba a ser de gran utilidad en el campo de batalla. Uno de los epítetos más corrientes en la Ilíada de Homero es el de «pies ligeros».
Debido a que Tetis sabía que Aquiles corría el peligro de morir en la batalla. le envió a la corte del rey Licomedes en la isla de Scyros, donde se ocultó bajo la apariencia de una joven durante unos días. Sin embargo, esto no evitó que aun así tuviese un hijo, Neoptolemo, con Deidamiata, hija de Licomedes.
La estancia de Aquiles en el refugio no duró demasiado. Cuando los griegos decidieron partir hacia Troya para rescatar a Helena. Artemisa rechazó proveerles del viento necesario a menos que el comandante griego, el rey Agamenón de Micenas, le ofreciese a su hija Ifigenia. Agamenón convenció a Ifigenia para que acudiese al puerto de Aulis, donde se encontraba la flota, con la promesa de casarla con Aquiles. La llegada del héroe tuvo que ser planificada con astucia por Odisea, que llevó a cabo la tarea con gran entusiasmo. Escondió algunas armas entre las joyas que había en las habitaciones de las mujeres en el palacio de Licomedes. Entonces se acordó que habría un sonido de trompetas para dar la señal de alarma, momento en el cual una «dama», que sería Aquiles disfrazado, tendría que acudir a recoger las armas ...
Aquiles confirmó su reputación de guerrero despiadado e indestructible casi de inmediato en cuanto llegó a Troya. Los troyanos sentían el miedo cada vez que le veían aparecer en su cuadriga con su auriga, Automedonte. Dos caballos inmortales, Xanto y Balio, que podían incluso hablar, tiraban de la cuadriga. Incluso antes de empezar el asedio de la ciudad, Aquiles mató a Cieno, uno de los hijos de Poseidón, que era inmune a las armas ordinarias, por lo que Aquiles optó por estrangularle con la cinta de su propio casco.
Troilo, uno de los hijos de Apolo y Hecabe, reina troyana, murió en una emboscada que le tendió Aquiles mientras escoltaba a un grupo de troyanas, entre las que estaba Polixena, cuando se dirigían a coger agua más allá del recinto amurallado de la ciudad. Este hecho, no obstante, fue uno de los más heroieos en la historia de Aquiles.
Durante los diez largos años de asedio de Troya, los griegos llevaron a cabo diversas incursiones y saquearon las pequeñas localidades que rodeaban la ciudad-estado. Aquiles jugó un papel principal en estos ataques. Durante una de las incursiones raptó a la bella Briseis, a la que convirtió en su amante. Agamenón, comandante en jefe de las tropas griegas y beneficiario de gran parte del botín de guerra tomado por Aquiles, también tenía una amante. Criseis le parecía mejor que su esposa Clitemnestra, a la que había dejado en casa, si bien Criseis era hija de uno de los sacerdotes más importantes de Apolo, y para evitar la ira del dios, Agamenón tuvo que devolverla a su padre. Aquiles fue uno de los que más insistieron en ello y Agamenón entonces reclamó a Briseis como amante. Como comandante en jefe no podía tolerar que nadie gozase de más favores sexuales que él.
Aquiles tuvo que entregar a Briseis en contra de su voluntad, pero rechazó seguir adelante con el asedio. Se había herido su orgullo y el héroe inclusó pidió a su madre que implorase a Zeus que la fortuna de la batalla sonriese a los troyanos, como así ocurrió. El asedio de Troya duró diez años, con los griegos cada vez más presionados. Los troyanos incluso llegaron a enfrentarse a ellos en su propio campamento situado junto al mar, momento en el que Aquiles rehuyó el combate con el enemigo. No obstante, cuando los troyanos amenazaron con incendiar los barcos de los griegos, sí aceptó que su mejor amigo y compañero de fatigas, Patroclo, entrase en combate en medio de toda la confusión. Patroclo se vistió con la armadura de Aquiles y se convirtió en el héroe de la batalla, ya que los troyanos le tomaron por Aquiles, que ya se había encargado antes de ponerles de rodillas. Pero aunque pudiese parecer el propio Aquiles, no lo era, y Héctor, príncipe de la corona troyana, le mató y se hizo con la armadura del héroe griego.
Aquiles montó en cólera cuando supo la noticia de que su mejor amigo había muerto. Incluso su madre, la divinidad que le visitaba en su propia tienda, era incapaz de consolarlo. Aquiles sólo quería vengarse y cuando Tetis le dijo que estaba escrito que moriría poco después de la muerte de Héctor, contestó: «Moriría en este lugar y en este momento, ya que no puedo salvar a mi amigo. Ha caído lejos de casa y en un momento de necesidad mi mano no ha estado allí para ayudarle» (la IJíada, XVIII, 98100). Tetis supo entonces que no podría detener a su hijo, por lo que llamó a Hefesto para que le hiciese una nueva armadura a Aquiles.
Vestido con su nueva armadura, el héroe se subió a su cuadriga y se encaminó hacia el campo de batalla, donde provocó un baño de sangre entre los troyanos. Buscó a Héctor tres veces en los alrededores del recinto amurallado hasta matarlo y arrastrar su cuerpo desnudo con su cuadriga. Cada día arrastraba su cuerpo por donde pasaba y sólo después de un tiempo pudo Tetis convencerle de que devolviese el cuerpo de Héctor a su padre, Príamo, que guiado por Hermes, el mensajero de los dioses, y con un importante rescate, llegó personalmente hasta la tienda de Aquiles para presentarle sus respetos. Eljoven quedó conmovido por la pena del anciano y le entregó el cuerpo de su hijo, diciéndole que podía enterrar a Héctor en paz en un lugar adecuado. Esta historia del resentimiento de Aquiles por la pérdida de Briseis, la entrega del cuerpo de Héctor y su enterramiento quedó descrita de manera magistral en la Ilíada.
Poco antes de su muerte, Aquiles se vio envuelto en una batalla contra un ejército de Amazonas que llegaron para ayudar a los troyanos. Consiguió derribar a su reina, Pentesilea, con su lanza, pero se enamoró de ella al ver su cuerpo muerto sin la protección de la armadura.
Poco después de esa aventura fue herido con una flecha lanzada con el arma de Paris, un gran guerrero cuyo arco en esta ocasión estaba guiado por Apolo, al que no le gustaba demasiado Aquiles. El dios se aseguró de que la flecha acertaba en su única parte vulnerable, el talón.
Tetis y las otras hijas de Nereo lloraron la muerte de su hijo durante 17 días. Incluso las musas acudieron a su funeral para entonar un himno de lamento frente a su pira. Después de la cremación, sus cenizas fueron depositadas en una urna dorada que había sido forjada por Hefesto y situada en la misma tumba en la que fue enterrado Patroclo, junto al mar.
Después se desencadenó una cruenta batalla entre los griegos para dilucidar quién debía ser el heredero de la armadura de Aquiles. Áyax, que había sido el que había recuperado el cuerpo del héroe en el campo de batalla, lo reclamó para él, pero finalmente fue Odisea quien se hizo con la preciada pieza provocando con ello el suicidio de Áyax. Odisea presentó después la armadura a Neoptolemo, el hijo de Aquiles, para forjar un vínculo más fuerte entre todos los griegos antes de empezar la fase más dura de la Guerra de Troya.
Poco después, el mismo Odisea se encontró con la sombra de Aquiles en el mundo de las almas, una escena que Homero describe en la Odisea. El héroe había cambiado de idea y ya no proclamaba aquello de que había que vivir deprisa y morir joven.
«No me consueles en mi muerte, rey Odisea», le dijo a su visitante del mundo de los vivos. «Preferiría ser siervo en una casa pobre en el mundo de los vivos que rey de reyes entre los muertos» (la Odisea, XI, 488491).
De acuerdo a otra narración de los hechos, la sombra de Aquiles, que poco antes de que los griegos salieran de Troya había reclamado a Polixena, hija de Príamo, sobrevivió junto a Patroclo en la isla de Leuce, una zona paradisíaca del Averno reservada para los grandes héroes. No obstante, esta suposición parece justificar que el héroe pudiera haber preferido una vida con luz plena en el mundo de los vivos en vez de ser una sombra en el mundo de los muertos.
Tritón:
El dios del mar Tritón era hijo de Poseidón, el regidor divino de los mares, y de Anfritrite. Se le representaba habitualmente como una sirena masculina, una criatura con la parte superior del cuerpo de un hombre sobre una o incluso dos largas colas de pez. Sus atributos incluían un tridente y un largo y curvado cuerno hecho de concha. Tritón tenía el poder de apaciguar las aguas turbulentas soplando a través de su cuerno de coócha. Según algunas versiones, había gran cantidad de tritones y todos formaban parte del séquito de Poseidón.
Tritón fue de gran ayuda en la expedición de los Argonautas, los héroes que liderados por Jasón acudieron a bordo del Argo a buscar el Vellocino de Oro (ver
Los Argonautas). En un momento del viaje, el barco quedó encerrado en las aguas del lago Tritonis, en Libia, del cual no podían encontrar salida al mar, historia que cuenta Apolonio de Rodas en su obra Argonáutica (siglo III a.C.)
Orfeo sugirió que debían usar el gran tridente que Apolo le había regalado a Jasón y ofrecérselo a los dioses de la tierra tan pronto como hubieron cogido el tridente apareció ante ellos el gran dios Tritón adoptando el aspecto de un hombre joven y les habló. Tomó un poco de tierra y la alzó dando la bienvenida diciendo: "Aceptad este regalo, amigos. Aquí y ahora no tengo a nadie mejor a quien recibir sino a extranjeros como vosotros. Si os habéis perdido, como muchos otros viajeros en tierras extrañas, y queréis cruzar el mar de Libia, yo seré vuestro guía. Mi padre Poseidón me ha enseñado todos sus secretos y yo soy el rey de su litoral. Quizá hayáis oído hablar de mí aunque vengáis de tan lejos". Eufemo, agradecido, extendió su mano para recibir el presente y contestó: "Mi señor, si algo sabes sobre el mar de Minos y sobre el Peloponeso, te rogamos que nos lo digas. Lejos de tener intención de llegar hasta aquí, hemos sido arrastrados a los bordes de tu tierra por una fuerte galerna. Perdimos el rumbo de nuestra embarcación y llegamos a esta laguna. Ahora no tenemos ni idea de cómo salir y llegar hasta la tierra de Pelops".
Tritón, extendiendo su mano, señaló el mar distante y la boca profunda del lago. Al mismo tiempo explicó: "Esa es la salida al mar, las aguas tranquilas y oscuras marcan el punto más profundo, pero a cada lado hay playas en los que varar; desde aquí podéis ver la espuma. Lejos, en la distancia entre ellas hay una estrechura. Una vez que estéis en mar abierto, mantened la tierra a vuestra derecha y abrazad la costa hacia el norte. Cuando se acerque a vosotros y se aparte de nuevo tendréis que salir por el punto hacia donde se proyecta y seguir navegando recto". Animados por el dios, los Argonautas siguieron su rumbo. Mientras tanto, Tritón tomó el pesado tridente y se sumergió en las aguas. Todos pudieron verle descender y, aun así, en un momento había desaparecido, cerca de ellos, con su tridente. ]asón sacrificó una oveja en la proa con las siguientes palabras: "Dios del mar, tú que apareces ante nosotros en las orillas de estas aguas, sé gentil y concédenos el regreso feliz que deseamos".
Mientras rezaba cortó el cuello de su víctima y la arrojó al agua. El dios surgió de nuevo de las profundidades ya no transformado sino en su verdadera forma, y, tomando la proa de la embarcación, los condujo hacia mar abierto. El cuerpo del dios, por delante y por detrás, desde la corona de su cabeza hasta su cintura y de los pies a la cintura, era como el de los otros inmortales, aunque desde ahí no era más que como el de un monstruo con dos largas colas terminadas en un par de aletas con forma de luna creciente. Con las aletas removía el agua de la superficie y arrastró al Argo a mar abierto, donde lo lanzó en su ruta. Después se sumergió en el abismo y los Argonautas gritaron de maravilla ante una visión tan pavorosa e inspiradora» (Argonaútica, Libro IV).
En otras historias, Tritón -o los tritones- también tenían otro lado menos benevolente. Como si fuesen "sátiras del mar", los tritones tenían la mala costumbre de molestar a las mujeres que se bañasen en el mar y a los hombres jóvenes. En cierta ocasión, cuando Tritón corneó a un grupo de seguidoras del dios del vino y la vegetación Dioniso en Boecia, hubo una pelea entre los dos dioses, que terminó en una derrota para el dios marino. El gran héroe Hércules también dijo que en una ocasión tuvo que luchar con un monstruo marino llamado Tritón.
Tanatos:

Tánatos era el hijo de Érebo y Nicte, hermano gemelo de Hipnos, y personificación de la muerte.
Era el genio alado que acudía a buscar los cuerpos de los que habían fallecido.
Cortaba un mechón de sus cabellos para ofrecer como tributo a Hades y se llevaba sus cuerpos al mundo de los muertos.
Transportó, ayudado por su hermano Hipnos, el cuerpo del guerrero Sarpedón, muerto en Troya, hasta Licia. También se llevó el cuerpo de Alcestis que, ejemplo del amor conyugal, había sustituido a su marido en el féretro.
Más tarde, su presa le fue arrebatada por Heracles, que lo obligó a devolverla a la vida más joven y más bella que nunca.
Sin embargo, la historia más curiosa en la que interviene Tánatos es en la que es encadenado por Sísifo.
Sísifo era el más astuto y el menos escrupuloso de los mortales. Era capaz de los más enrevesados engaños para conseguir sus propósitos.
Se dice que, al ser amante de Anticlea, él sería el verdadero padre de Ulises.
Cuando Zeus raptó a Egina, la hija del río Asopo, Sísifo fue testigo casual de los hechos. Utilizó la información para conseguir de Asopo un manantial en la ciudadela de Corinto, y delató a Zeus.
Éste, enfurecido, mandó a Tánatos para acabar con la vida del mortal, pero el hábil Sísifo consiguió atrapar y encadenar al genio alado de la muerte, y por un tiempo ningún hombre murió.
Finalmente, Ares liberó a Tánatos, que volvió a realizar su trabajo empezando por el propio Sísifo.
Pero Sísifo era capaz aun de más artimañas para librarse de la muerte, y antes de morir ordenó en secreto a su esposa que no le tributara honras fúnebres.
Una vez en los infiernos, se quejó ante Hades de la impiedad de su esposa y le pidió que le dejará volver para castigarla.
Hades se lo permitió y Sísifo, que no tenía intención de volver a los infiernos, vivió en la Tierra feliz hasta época muy avanzada. Cuando por fin murió, Hades le impuso una tarea para evitar una nueva evasión. Su martirio consistía en empujar cuesta arriba un gran peñasco que, una vez en la cumbre, volvía a caer por su propio peso y el trabajo de Sísifo se prolongaba así eternamente.
El mito de Quimera:

La Quimera es otro animal fantástico de la mitología griega. Era hija de Tifón (hijo menor de Gea) y Equidna (la víbora).
Es una mezcla entre la cabeza de un león, busto de cabra y cola de serpiente, aunque también se la ha representado con varias cabezas, una de cabra y otra de león. Lo más aterrador de esta criatura es que expulsaba fuego por la boca, por lo que resultaba casi invencible y sumamente peligrosa.
El rey de Caria, Amisodares la crió y su lugar de residencia era Pátara.
La Quimera asotaba con su fuego y cometía pillaje, robándose los rebaños en la ciudad de Licia. Por esto, el rey Yóbates le pide a Belerofonte (héroe griego, hijo de Poseidón) que la mate. Además, el rey tenía la doble intención de deshacerse de Belerofonte pues su hijo se lo pide en una carta.
Belerofonte que era favorito de los dioses, fue a luchar con la Quimera acompañado del caballo alado Pegaso (hijo de la Gorgona y Poseidón). Se cuenta en la leyenda que Belerofonte, haciendo uso de su astucia, puso un trozo de plomo en la punta de su lanza.
Al enfrentarse con el fuego de la Quimera, hizo que se calentara el plomo y éste matara a la bestia.
El nombre de Quimera también fue utilizado para llamar a una ninfa siciliana que se enamoró del hermoso Dafnis.
La Leyenda de Pegaso:

Pegaso es un caballo alado. Su nombre proviene de la palabra griega phgh, que significaba manantial, pues se decía que había nacido en las fuentes del Océano.
Hay varias versiones de su nacimineto. Por un lado se decía que había nacido del cuello de la Gorgona, cuando Perseo la mató en el mar. En esta perspectiva, resulta que su padre es Poseidón, y Crisaor su hermano gemelo.
Otra versión sostiene que nació en la tierra, fecundado por la sangre derramada de la Gorgona, cuando Perseo la mató.
Una vez que nació, Pegaso fue al Olimpo, donde se puso a las órdenes de Zeus, al llevarle el rayo.
El papel de Pegaso más importante es en la leyenda de Belerofonte, sobre la que hay diversos argumentos. Por un lado, se decía que Pegaso había sido regalado a Belerofonte por la diosa Atenea (diosa de la sabiduría), pero según otras historias fue Poseidón el que dio el caballo a Belerofonte. También se contaba que el héroe lo había encontrado, cuando bebía en la fuente de Pirene.
Fue gracias a Pegaso que Belerofonte pudo matar a la Quimera y lograr por sí solo la victoria sobre las Amazonas.
Cuando Belerofonte muere, Pegaso volvió a la morada de los dioses. Tiempo después, se dio el concurso de canto que enfrentó a las Musas con las hijas de Píero. El Monte Helicón estaba muy complacido por la belleza de las voces, por lo que empezó a crecer amenazando con llegar al cielo.
Al ver el peligro, Poseidón le ordenó a Pegaso que fuera y golpeara a la montaña con uno de sus cascos para ordenarle qe volviera a su tamaño normal, a lo que la montaña obedeció dócilmente. Pero, en el lugar donde Pegaso la había golpeado brotó la Fuente Hipocrene, o Fuente del Caballo.
Por último, Zeus lo convirtió en Constelación, para que fuera eterno. Cuando esto sucedió, un pluma de sus alas cayó cerca de Tarso, y así la ciudad adoptó su nombre.
Orestes:

Orestes era el único hijo del rey Agamenón de Micenas y de su esposa Clitemnestra. Sus hermanas eran Ifigenia, Electra y Crisotemis. Cuando su madre y su amante Egisto mataron a Agamenón (ver Agamenón y Electra), Electra se llevó al pequeño Orestes para ponerlo a salvo y enviarlo a Focis, donde creció en la corte del rey Estrofio, cuyo hijo Pilades se convirtió en su mejor amigo. Existe otra versión distinta, que asegura que Orestes llegó a Focis diez años antes, cuando su padre partió hacia Troya.
Años después de la muerte de Agamenón, Orestes regresó a Micenas y vengó a su padre siguiendo las órdenes de Apolo.
Algunos autores como Hornero, Esquilo, Sófocles y Eurípides dan distintas versiones de lo sucedido después. Se cree que después de consultar a Electra, Orestes mató a Clitemnestra y a Egisto, si bien algunos le dan la iniciativa a ella, y otros a él. Hay también distintas versiones sobre las consecuencias de este acto. Algunos creen que Orestes no fue castigado por lo que hizo, pero Esquilo muestra en su obra en tres actos La Orestiada cómo se debe enfrentar con las Erinias o Furias, diosas de la venganza que castigaban con especial saña los crímenes de familia. La Erinias le volvieron loco y le persiguieron por todos los lugares. Otras versiones aseguran que Electra y Orestes se enfrentaron a un juicio que acabó con su condena a muerte en Micenas después del asesinato. Orestes entonces capturó a Helena y Hermione, la esposa y la hija de su tío Menelao. Sólo la intervención de los dioses las salvó, mientras Orestes tuvo que exiliarse.
Orestes, atormentado por las Erinias, visitó el Oráculo de Delfos dedicado a Apolo, instigador de la venganza. El dios dispuso que viajase a Atenas escoltado por Hermes y allí, en la corte del Areópago o «colina de Ares», debería someterse al juicio de los atenienses. Las Erinias ejercieron de acusación y Apolo de defensor. Atenea presidía el juicio que terminó con los votos divididos, por lo que la diosa se inclinó a su favor. Orestes fue exculpado y las Erinias aplacaron su ira con la promesa recibida de seguir siendo adoradas en Atenas. Desde entonces ya no se las conocería como Erinias, sino como Euménides o «benevolentes» gracias a su disposición.
Según otra versión, antes o después del juicio en Atenas y según las órdenes de Apolo, Orestes fue enviado a Tauris para coger una estatua de Artemisa. El rey Toas lo hizo prisionero y lo llevó ante el santuario de la diosa para ofrecerlo en sacrificio.
Su hermana Ifigenia era sacerdotisa en el santuario, pues allí había vivido desde que Agamenón la había querido sacrificar para que los vientos favoreciesen a los griegos en la Guerra de Troya. Los dos hermanos se reconocieron y ella engañó al rey diciéndole que todos debían purificarse en las aguas antes del ritual. sin que los habitantes de Tauris pudiesen contemplarios, lo que les permitió escapar con la estatua.
Pero hay otra versión en la que Orestes participa en la muerte de Neoptolomeo, hijo de Aquiles que había luchado en Troya y que estaba casado con Hermione, prima de Orestes cuyo padre, Menelao, se la había prometido en matrimonio en primer lugar.
Los elementos más significativos en la historia de Orestes son los ciclos de muerte y venganza, que se remontan hasta su abuelo Atreo y su bisabuelo Pelops.
El mito de Némesis:

Némesis, hija de Nix (la diosa noche) personifica la Venganza divina, y por eso se encarga de castigar a quienes caen en la desmesura, uno de las grandes faltas para los griegos.
Esta desmesura o Hubriz es por ejemplo el exceso de felicidad en los humanos, el orgullo, la soberbia, y por supuesto el desafío a los dioses.
La existencia de esta venganza divina encuentra su explicación en la cosmovisión que tenían los griegos, para quienes el equilibrio (svfrosunh) era lo más importante. Cuando éste se rompía, se ponía en peligro el orden de las cosas, por lo que era necesario el castigo para mantener al mundo tal y como es.
De esta manera, en el caso de Creso -hombre demasiado feliz y demasiado rico- es llevado por Némesis a una peligrosa expedición donde debe vencer a Ciro. Esta acción termina por ser la ruina de Creso.
Lo mismo sucedió con los persas, quienes incurrieron en la desmesura de dar por cierta su victoria sobre Atenas. Nunca lograron conquistarla, por lo que con un bloque traído por los mismos persas -con intención de hacer un trofeo de su victoria- el famoso escultor Fidias hizo una estatua de Némesis, que sirvió de motivación para los atenienses en Maratón, donde obtuvieron una contundente victoria.
Némesis intervino en muchas historias, con la intención de mantener el preciado equilibrio (svfrosunh) de los griegos. Pero además, es conocida por sus amoríos involuntarios con Zeus.
Cuenta la leyenda, que Némesis era objeto de desvelos amorosos de Zeus, y ella no lo deseaba, por lo que para tratar de huir del abrazo del gran dios, ella cambió de forma mil veces, hasta que al final se conviertió en una oca. En ese momento, Zeus se convierte en cisne y la hace suya.
Por esta unión, Némesis puso un huevo. Unos pastores lo recogieron y se lo entregaron a Leda. De este huevo nacieron los Dioscuros -Castor y Polux- y la bella Helena, quien luego sería la causa de la terrible Guerra de Troya.
El mito de las Moiras:

Las Moiras son la personificación del Destino. Inicialmente, todo ser humano tenía su moira, pero luego el concepto se vuelve más abstracto y se convierten en una divinidad femenina. Su carácter es totalmente impersonal e inflexible como la concepción que tenían los griegos del Destino. Después de la epopeya homérica (La Ilíada y La Odisea), se institucionaliza la idea de tres Moiras: Átropo, Cloto y Láquesis. Su función es regular la vida de cada mortal, desde su nacimiento hasta su muerte, con ayuda de un hilo que la primera hilaba, la segunda enrollaba, y la tercera cortaba cuando llegaba el final de esa existencia.
Ellas son las que impiden que un dios intervenga en batalla, para evitar la muerte de un mortal, cuando ésta es ya su destino.
Las Moiras son hiijas de Zeus (dios de los dioses) y de Temis (diosa de la Ley) y hermanas de Las Horas. Según otra tradición, eran hijas de La Noche, como Las Ceres, por lo que pertenecían a la primera generación divina. En este caso, serían titánides (de la generación de lo Titanes).
Se las puede ver en conjunto con Ilitía que es la encarnación del nacimiento o con Tique que es lo mismo.
En Roma, equivalen a las Parcas, con la variación de que una preside el nacimiento, otra el matrimonio y la otra la muerte. También conocidas como las Tres Hadas.
El Mito de Io :

Io era una doncella de Argos que era sacerdotiza dela diosa Hera (esposa de Zeus) y además, amada de Zeus.
Aparentemente su linaje asciende al hijo del dios Océano llamado Ínaco, aunque su paternidad no está muy clara.
El amor de Zeus se podía deber a muchas razones, pero la que más peso ha tenido es que Iinge, quien era hija de Eco, le envió un sueño en el cual se le ordenaba a Io que se entregara a Zeus en el lago de Lerna. Ella muy prudente le contó a su padre el sueño antes de tomar una decisión.
El padre preocupado consultó tanto el oráculo de Delfos como el de Dodona. Ambos le idicaron que no había forma de escapara al destino y que debía cumplirse el sueño de la joven si n querían ser fulminados todos por el rayo.
Debido a esto, Io fue al lago como se indicaba en el sueño, donde Zeus la amó y la tuvo entre sus brazos. Pero como siempre ocurría con los amoríos del gran dios, de alguna forma llegaban a oídos de su celosa esposa Hera. Ante el peligro que la muchacha corría, Zeus decidió protegerla y convirtió a Io en una ternera de una total y completa blancura, y juró a Hera que no había amado a tal animal nunca. Hera para probarlo le pidió que entonces se lo regalara.
Zeus no tuvo opción, y de esa manera Io quedó consagrada a la terrible diosa, quien la puso al cuidado de Argos, un mounstruo de cien ojos que era pariente de Io. Entonces, se inició el largo viaje de Io y por donde ella pasaba la tierra hacía brotar plantas nuevas. Zeus la visitaba esporádicamente en forma de toro para poder amarla, hasta que comprendiendo que el sufrimiento de Io era demasiado decidió intervenir.
Le pidió a Hermes que la liberara de su custodio Argos. Hermes fue y con su varita mágica durmió cincuenta ojos de lo que Argos tenía, mientras los otrros ya dormían naturalmente, luego lo matío con su cimiarra.
Sin embargo, io no quedó libre, porque Hera convencida de la traición de su marido, al darse cuenta e que Aegos ya no la cuidadba, le envió un tábano para fastidiar a la joven ternera. Io atormentada por el insecto que se pegóa sus costados se volvió muy agresiva y empezó a correr deseperadamente. Mientrs corría le dio forma a las costas del golfo que se llamó Golfo Jónico, cruzó el estrecho que separaba a Asia de Europa, y dio origen al nombre de Bósforo que significa Paso de la Vaca.
Con el tiempo, llegó a Egipto donde fue bienvenida y donde tuvo al hijo de Zeus, llamado Épafo. Ahí, recuperó su forma humana y tuvo que salir de nuevo errante en busca de su hijo, a quien los Curetes habían raptado por orden de Hera. Cuando lo recuperó, regresó a Egipto donde fue reina. Cuando murió, Io fue transformada en constelación por la gracia de Zeus.
Muchos han tratado de darle una explicación histórica a este mito e indican que Io era hija del rey Ínaco y que la raptaban unos piratas fenicios, aunque cabe la posibilidad de que ella fuera la amante del capitán que huyera a Egipto por su propia libertad.
Otra teoría planteaba la posibilidad de que unos piratas la hubieran robado y llevado a Egipto, donde el rey la compró y envió de regalo en compensación, un hermoso toro, animal nunca visto por los griegos.
Hipno:

Hipno es la personificación del sueño y es hijo de Nicte, la noche, y Érebo, personificación de las tinieblas de los infiernos, ambos hijos del Caos. Es a su vez hermano gemelo de Tánatos, la Muerte.
El nacimiento de Hipno está muy cerca del Génesis, según la mitología griega, puesto que la Noche y las Tinieblas (los que serían sus padres) son elementos primordiales. Hipno pertecece así a una familia de conceptos muy abstractos, diferenciados de las divinidades propiamente dichas a las que dio a luz Gea, hija también del Caos.
Por lo tanto Hipno apenas ha pasado la fase de la pura abstracción. Según el autor, se hace de su hogar Lemnos, los mismos Infiernos, o en el país de los cimerios, donde Ovidio hace una detallada descripción de su palacio encantado donde todo duerme.
A petición de Hera, Hipno durmió a Heracles para que la nave de éste fuese arrastrada, y a Zeus para permitir que Poseidón interviniese a favor de los griegos en la guerra de Troya.
Con ayuda de su hermano Tánato, llevó el cuerpo del guerrero Sarpedón desde su muerte en Troya hasta Licia.
También se conoce una historia en la que Hipno, enamorado del pastor Endimión, le concede a éste el don de dormir con los ojos abiertos para poder contemplarlos así durante toda la eternidad.
Simbología: Se le suele representar como un hombre alado (con alas en la espalda o en las sienes) que recorre velozmente la tierra y el mar y aletarga a los demás seres. Toca la frente de los hombres con una ramita o vierte en sus ojos un líquido que lleva en su cuerno. Se dice que tuvo cien hijos, pero sólo se menciona a tres: Morfeo, Iquelo y Fantaso.
Morfeo era el encargado de aparecer en los sueños de los hombres, y su nombre significa forma porque aparecía de mil formas engañosas. Se le representaba como un anciano alado y sumamente silencioso con una adormidera en la mano.
Frixo y Hele :

Atamante, rey de Orcómeno, se había casado con Néfele, la Nube. De este matrimonio nacieron dos hijos, un varón, que recibió el nombre de Frixo, y una niña llamada Hele.
Por un tiempo la familia real vivió en paz, pero Atamante empezó a desear a Ino, hija de Cadmo de Tebas. Repudió entonces a Néfele y tomó a Ino como esposa. Con ella tuvo dos hijos. Ino fue una cruel madrastra para los primeros hijos de Atamante.
Deseando deshacerse de ellos, ideó una estratagema. Persuadió a las mujeres del país para que tostaran los granos de trigo destinados a la siembra. Cuando los hombres sembraron el grano, nada brotó de la tierra. Amenazado el país por el hambre, Atamante envió emisarios para que consultaran al oráculo de Apolo en Delfos.
Cuando los emisarios regresaron, Ino los interceptó y los sobornó, para que dijeran al rey que los dioses exigían el sacrificio de Frixo como ofrenda para hacer crecer el trigo. El pueblo exigió entonces que se realizara el sacrificio, y Atamante se vio obligado a preparar la muerte de su hijo. Frixo, acompañado por su hermana, fue conducido así a un altar donde debía ser sacrificado.
Pero su madre velaba por ellos, y cuando Frixo estaba a punto de morir les envió un carnero de vellón de oro, que le había regalado el dios Hermes. Rápidamente los jóvenes subieron a lomos del carnero, que se elevó por los aires y los alejó de los verdugos.
Los hermanos volaron así hacia oriente. Pero en cierto momento Hele miró hacia abajo para ver el mar, y al verse a gran altura se mareó y cayó a las aguas, en una región llamada desde entonces Mar de Hele, o Helesponto (actual Estrecho de los Dardanelos).
Frixo llegó sano y salvo a Cólquide, y pidió asilo en la corte del rey Eetes. El rey lo acogió hospitalariamente, y le dió a su hija Calcíope como esposa. Frixo sacrificó al carnero dorado como ofrenda al dios Zeus, y entregó su piel en agradecimiento a Eetes. El rey colgó la piel dorada en una encina consagrada a Ares, y colocó a un dragón para vigilarlo.
Éste es el Vellocino de Oro, que sería buscado por los Argonautas al mando de Jasón.
El mito de Harmonía:

El mito de Harmonía comprende dos tradiciones y además se la identifica con la abstracción musical así como sentimental, es decir el equilibrio o la concordia.
La primera es la leyenda de origen tebano. En ella, Harmonía se presenta como hija de Afrodita (diosa de la belleza y del amor) y Ares (dios de la guerra).
Zeus decidió que la bella joven fuera la esposa de Cadmo, hermano de Europa y fundador de Tebas. La boda se celebró en la nueva ciudad y asistieron todos los dioses, que llevaron presentes a los dichosos novios.
Entre los regalos, había un impresionante vestido tejido por las tres Gracias y otorgado por Atenea (diosa de la sabiduría) y un majestuoso collar, brindado por Hefesto (dios del fuego), que entre los dos constituían los más célebres presentes dados a la pareja. A veces se dice que los propios dioses habían hecho con sus manos los regalos. También se ha dicho que tales regalos habían sido dados a la novia por el propio Cadmo, que los había obtenido de su hermana Europa, la cual había sido agasajada con tales regalos por el mismo Zeus.
Pero, al seguir la línea de Hefesto y Atenea, se llega un triste final, pues Atenea y Hefesto furiosos por la relación de Ares y Afrodita, de la cual había sido fruto Harmonía deciden destruir a la joven y envenenan los vestidos y el collar.
Los mencionados regalos aparecen a lo largo de la tradición griega en diversas ocasiones, por ejemplo en la leyenda de los Siete Jefes contra Tebas, o cuando fueron ofrecidos como exvotos a Delfos, y luego robados por el tiempo de Filipo de Macedonia.
Según la otra tradición, de origen samotracio, Harmonía es hija de Zeus y Electra, lo que la convierte en hermana de Dárdano y Yasión. Esta versión comparte con la anterior, el matrimonio con Cadmo, pero su desenlace es diferente.
Cadmo encuentra a la joven en la búsqueda de su hermana Europa, que había sido raptada por Zeus, y su casamiento se realiza en Samotracia con gran pompa, a la cual también asisten todos los dioses y las Musas cantan. Igualmente, se ha dicho que Cadmo rapta a Harmonía con la ayuda de Atenea.
El matrimonio feliz consigue tener varios hijos, entre los que se mencionan Autónoe, Ino o Lucótea, Ágave, Sémele y Polidoro.
Al término de sus vidas, se trasladan misteriosamente a Iliria, la tierra de los enqueleos, dejando el trono de Tebas a su nieto Penteo. En Iliria, guían a los enqueleos que habían sido atacados por los ilirios, y logran que estos venzan, tal y como había predicho un oráculo. Así, Cadmo se convierte en rey de los ilirios y tiene un hijo con su esposa llamado Ilirio.
Posteriormente, Cadmo y Harmonía fueron transformados en serpientes y se instalaron en los Campos Elíseos.
El Mito de Gea:

Gea es la madre Tierra de donde surgen todas las razas divinas. Ella nace después de Caos y antes de Eros (el Amor). Ella sola engendró a Urano (el Cielo) que la cubre al igual que Ponto (el mar).
Después se une con Urano y da a luz a los seis titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto y Cronos. También tuvo a las seis titánides: Tía, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y Tetis (madre del héroe Aquiles). Después nacieron los cíclopes (monstruos gigantes con un solo ojo), divinidades relacionadas con el rayo y el trueno. Por último nacieron los Hecatonquiros, seres de cien brazos, gigantescos y violentos.
Urano odiaba a todos sus hijos, por lo que los obligaba a vivir en las profundidades de su madre. Un día ella decidió liberarlos y les pidió que se vengaran de su padre, pero todos le temían demasiado. Sólo el menor, Cronos aceptó, pues lo odiaba mucho. Gea le entregó una hoz de acero a su hijo. En la noche cuando Urano cubrió a Gea toda para unirse con ella, Cronos le cortó los testículos a su padre y los arrojó detrás de él. La sangre que brotaba de la herida fecundó a Gea y de ahí nacieron los Gigantes, las Herinias y las Ninfas de los Fresnos, además de todas las divinidades realcionadas con los árboles.
Posterior a esta mutilación, Gea se unió con Ponto de donde nacieron las divinidades marinas: Nereo, Taumante, Forcis, Ceto y Euribia. Mientras, Cronos reinaba en el mundo y se había vuelto un tirano terrible y había encerrado a sus hermanos en el Tártaro, por lo que Gea planeó una nueva venganza. Los hijos de Rea y Cronos habían sido devorados por su padre, pero cuando ella estaba en cinta de Zeus, pidió ayuda. Gea y Urano le revelaron el secreto de los Destinos y le enseñaron como burlar a Cronos. Cuando el niño nace, Gea lo esconde en una caverna, al mismo tiempo que a Cronos le era entregada una piedra envuelta en mantillas, a la que devoró sin notar la diferencia.
Cuando Zeus estuvo mayor, luchó abiertamente con Cronos y Gea le hizo saber que necesitaría la ayuda de los Titanes. Estos al ser liberados por Zeus del Tártaro, le dieron el rayo, el trueno y el relámpago, armas con las que destronó a su padre.
Pero Gea seguía descontenta por la suerte de los Hecatonquiros, que habían sido derrotados, por lo que se une con Tártaro (dios de los abismos) y engendró a Tifón, con el que tuvieron que luchar los dioses por largo tiempo. Además nació de esta unión otro monstruo, Equidna.
La mayoría de las teogonías le atribuyen a Gea la maternidad de diversos monstruos como Caribdis, las Harpías, Pitón, el dragón guardián del vellocino de oro, e incluso la Fama.
Con el tiempo, Gea se convirtió en la madre universal, y conforme el mundo helénico personificaba a sus dioses, la tierra se encarnaba en divinidades como Démeter o Cibeles, y la tierra como elemento abandonaba la mitología.
Gea se consideraba además, como inspiradora de muchos oráculos, poseía los secretos de los Destinos, y sus predicciones eran más antiguas y seguras que las del mismo Apolo.
El mito de Europa:
Europa era hija de Agenor y Telefasa, aunque a veces se dice que era hija de Fénix y por lo tanto nieta de Agenor.
Europa jugaba con sus compañeras en la playa de Sidón o a veces Tiro donde reinaba su padre, cuando Zeus la divisó y quedó maravillado por su belleza, por lo que se prendó de ella.
Como Zeus sabía que Europa podía rechazarlo si se le presentaba naturalmente, se transformó en un hermoso toro blanco que tenía cuernos parecido al creciente lunar, y fue a rendirse a los pies de la bellísima doncella.
Primero, la joven se asustó, pero luego fue tomando confianza. Primero opta por acariciar en el lomo al maravilloso animal y decide por último montar en su espalda. Zeus que esperaba esta acción de Europa, inmediatamente se levantó y partió hacia el mar.
Europa gritaba y se aferraba con fuerza a los curvados cuernos, pero Zeus no se detuvo, se adentró en la olas y se alejó de tierra, hasta llegar a Creta. Los hermanos y la madre de Europa salieron en su búsqueda desesperados y por orden de su padre, pero no dieron con ella.
En Gortina, Zeus logra su cometido y se une con Europa cerca de una fuente y uns plátanos que bendecidos por haber presenciado el divino acto de amor nunca más volvieron a perder sus hojas.
De esta unión nacieron tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamantis. Además, se cree que fue la madre de Carno, amado de Apolo, y Dodón.
Pero Zeus no podía quedarse con su bella Europa, por lo que para recompensarla le da tres regalos. El primero es Talo el autómata, que era de bronce y cuidaba las costas de Creta contra los desembarcos extranjeros. El otro fue un perro que nunca fallaba en la cacería y siempre lograba atrapar a sus presas. Por último, le entregó una sorprendente jabalina que siempre y sin excepción acertaba en el blanco elegido.
Adicionalmente, y para recompensarla por completo, Zeus logró que Europa contrajera matrimonio con Asterión, quien al no tener hijos, adoptó a los de Zeus.
Cuando Europa murió le fueron concedidos los honores divinos y el toro que había sido la forma en que Zeus había amado a Europa fue convertido en constelación e incluido en los signos del zodíaco.
Por otro lado, se conocen otras heroínas con este nombre. Una es la hija de Ticio que tuvo a Eufemo depués de unirse con Poseidón (dios del mar). Otra es una de las Oceánides, hijas de Tetis y Océano. También, la madre de Níobe, esposa de Foroneo se llamaba Europa. Y por último, la hija del Nilo y una de las esposas de Dánao.
Eros:

Eros es el dios del amor. En un principio se consideraba nacido a la par de Gea y del Caos. También se piensa que nació del Huevo Original engendrado por la Noche, cuyas dos mitades al romperse formaron el cielo y la tierra respectivamente.
Otras versiones que insistían en verlo como un dios menor, y que le quitaban el simbolismo de cohesión interna del cosmos, apuntaban que Eros era un genio intermediario entre los hombres y los dioses, y que había nacido de Poros (el Recurso) y Penía (la Pobreza). Se caracteriza por ser una fuerza inquieta e insatisfecha.
La tradición más aceptada y difundida establecía que era hijo de Afrodita (diosa del amor) y de Hermes (mensajero de los dioses). Gracias a los poetas clásicas Eros adqurió su fisonomía más conocida que es la de un niño alado, que se divierte llevando el desasosiego a los corazones.
Sin embargo, se ha descubierto que hay diversas genealogías para este dios. A veces se le tiene por hijo de Hermes y Artemisa Ctonia, o bien de distintas Afroditas. Así habría un Amor, hijo de Hermes y Afrodita Urania, Anteros -amor contrario o recíproco- hijo de Ares (dios de la Guerra) y Afrodita (hija de Zeus y Dione). Otro sería hijo de Hermes y Artemisa (hija de Zeus y Perséfone) y es este el que se identifica más con el tradicional niño alado.
Puede ser según ciertas representaciones que los inflame con la llama del amor, o que los hiera con las flechas. Pero por más ingenua que sea su apariencia, se adivina en el fondo al dios poderoso y grande. Su madre le tiene muchas consideraciones y cierto temor.
Una de las historias más conocidas y además muy romántica donde interviene Eros, es en la que se enamora de la mortal Psique, y de cómo pierde a su amada y luego la recupera, casándose con ella.
En ocasiones, se le llama Amor o Amores, y su versión latina es conocida como Cupido.
Las Danaides:

El dios del mar, Poseidón, tuvo con la ninfa Libia dos hijos. Uno fue Agenor, quien se trasladó a Siria. Su hermano Belo vivió en el país del Nilo, desde donde gobernó a los países africanos. Belo se unió a Anquínoe, hija del dios Nilo, y con ella tuvo a dos hijos gemelos, a quienes llamó Dánao y Egipto.
Egipto recibió el reino de Arabia y Dánao el de Libia. Sin embargo, Egipto reclamó el fértil valle del Nilo y le dió a este país su propio nombre. Egipto tuvo cincuenta hijos de diversas mujeres, mientras que Dánao tuvo cincuenta hijas, que fueron llamadas las Danaides.
Hubo disputas entre los dos hermanos, y Dánao, temeroso del poder de Egipto y por consejo de Atenea, construyó un barco de cincuenta remos y huyó de África, refugiándose en Argos. Ahí, sus hijas edificaron un templo a Atenea.
En Argos reinaba Gelanor, a quien Dánao reclamó el trono. Gelanor se resistió, pero durante la discusión un lobo salió del bosque cercano y se arrojó contra un rebaño que pasaba frente a la ciudad. Atacó a un robusto toro y lo dominó, dándole muerte. Gelanor vió esto como un signo del fin de su reino, y cedió su corona a Dánao.
Se cuenta también que el país estaba devastado por la sequía, pues Poseidón estaba enfadado cuando Argos fue concedido a Hera, cuando él quería el país para sí. Una de las Danaides, Amimone, había sido enviada con sus hermanas para buscar agua. Fatigada por el viaje se tendió a descansar en el campo. De pronto surgió un sátiro que trató de forzarla. Amimone llamó en su ayuda a Poseidón, quien repelió al sátiro con un golpe de su tridente. El golpe dio en una roca, de la que surgió una triple fuente que proveyó de agua a Argos.
Así reinó Dánao durante un tiempo, hasta que llegaron a Argos sus sobrinos, los hijos de Egipto. Éstos le pidieron que olvidara la rencilla con su padre, y anunciaron que su visita tenía la intención de casarse con las Danaides para sellar la paz. Dánao dió su consentimiento, pero desconfiaba de la reconciliación.
Así los cincuenta hijos de Egipto se casaron con la cincuenta hijas de Dánao. El rey celebró las bodas con un gran banquete, pero en secreto le dio a cada una de sus hijas una daga, haciéndoles prometer que darían muerte a sus esposos durante la noche.
Todas las Danaides cumplieron su promesa, excepto la mayor, Hipermnestra, quien conservó la vida de su esposo Linceo por haberla respetado durante la noche de bodas. Todos los demás hijos de Egipto fueron decapitados, y mientras sus cuerpos recibían los ritos funerarios en Argos sus cabezas eran enterradas en Lerna. Egipto, lleno de pesar por la muerte de sus hijos y temeroso de Dánao, se retiró a Aroe, donde murió.
Por orden de Zeus y por mediación de Hermes y Atenea, las Danaides fueron purificadas de su delito. Pero Hipermnestra fue puesta bajo vigilancia por Dánao, por haber desobedecido su orden. Fue liberada durante su juicio, gracias a la intervención de la diosa Afrodita, a quien agradaba el amor que había nacido entre ella y Linceo.
Pero luego de este suceso Dánao no pudo casar a sus hijas, pues cualquier pretendiente sentía el temor de ser asesinado como los anteriores. Por fin, Dánao celebró unos juegos poniendo como recompensa a sus propias hijas y liberando a los ganadores de los regalos que debían hacer a su suegro. Así las Danaides se casaron con jóvenes del país, con los que engendraron a la raza de los dánaos. Según unas versiones del mito, Linceo hizo las paces con su suegro Dánao. Según otras, le dió muerte a él y a las cuarenta y nueve danaides asesinas, vengando a sus hermanos.
Tras su muerte, y rechazando la purificación ordenada por Zeus, los jueces del infierno encontraron a las Danaides culpables del asesinato de sus esposos. Fueron condenadas a llevar agua continuamente a un tonel sin fondo, por toda la eternidad.
Casandra:

Casandra es hija de Príamo y Hécuba y es hermana gemela de Héleno. Al nacer, se hizo una fiesta en el templo de Apolo, en las afueras de Troya.
Al anochecer, los padres se marcharon y dejaron a los bebés en el templo por un olvido. Al día siguiente, cuando regresaron a recogerlos, los gemelos estaban dormidos y dos serpientes les pasaban la lengua por los órganos de los sentidos para purificarlos. Los padres empezaron a gritar de angustia, ante lo cual las serpientes se retiraron. Fue así como Casandra y Héleno tuvieron el don profético cuando fueron adultos.
Otra versión de la leyenda, indica que Apolo se había enamorado de Casandra y le prometió a la joven el don de la profesía se aceptaba entregarse a él. Ella aceptó, pero una vez iniciada en las artes de la adivinación, se negó a cumplir su parte del trato. Ante esto, Apolo le escupió en la boca y le retiró el don de la persuación, por lo que aunque ella dijera la verdad, nadie le creería.
Lo que sucedía con su don de profecía, es que el dios Apolo tomaba posesión de ella, y en ese estado ella formulaba los oráculos. El don de Héleno era diferente e interpretaba el porvenir, mediante la examinación de las aves y signos exteriores por el estilo.
Casandra es fundamentalmente conocida por sus predicciones en dos momentos cruciales en la historia de Troya. El primero ocurre cuando ella predice que Paris -siendo desconocido- traerá la ruina a la ciudad. Cuando éste va a ser condenado a muerte, ella reconoce en último momento que el joven es hijo de Príamo.
Después, cuando Paris aparece con Helena en Troya ella indica que el hecho provocará la ruina de la ciudad, pero nadie la escucha. Luego, después de la muerte de Héctor, cuando regresa Príamo, ella descubre que su padre trae el cadáver de su hermano antes de que este hecho se sepa.
Además, se opone rotundamente junto con el adivino Laocoonte a que se introduzca el famoso caballo de madera, pues ella sabía que éste era una trampa y que adentro venían guerreros aqueos. Por supuesto, nadie le cree y Apolo envía unas serpientes para que devoren a Laocoonte y a sus hijos. Por eso, los troyanos permiten que el caballo entre en la ciudad.
Durante el saqueo, Casandra se oculta en el templo de Atenea, pero Áyax la persigue. Ella se abraza a la diosa, pero Áyax no se detiene y la arranca de ésta, provocando que la estatua se tambalee. Ante esto, los troyanos se ofenden y van a lapidar al joven guerrero, pero éste se refugia en el templo que acaba de ofender y se salva.
Posteriormente, cuando los aqueos se reparten el botín, Casandra es entregada a Agamenón, quien se enamora perdidamente de la joven. Ella se había mantenido virgen hasta el momento, pero ahora le pertenece a Agamenón y de él tiene aparentemente unos gemelos llamados Teledamo y Pélope.
Según una versión, cuando Agamenón llega a Miscenas, su esposa Clitemnestra lo mata y asesina a Casandra por celos, aún cuando ella misma tenía un amante.
Casandra es también conocida como Alejandra, y Licrofón la hace protagonista de un poema que se cree profético.
El Mito de Galatea y Polifemo:

En la mitología griega hay dos leyendas protagonizadas por dos Galateas diferentes. La más conocida y la que nos va a interesar en esta oportunidad es la de Galatea y Polifemo.
Galatea era hija de Nereo (hijo de Ponto y Gea) y de una divinidad marina siciliana. La joven era muy hermosa y totalmente blanca y habitaba en el mar calmo. Polifemo, el cíclope (hijo de Poseidón y de la ninfa Toosa, monstruo gigante con un sólo ojo) estaba muy enamorado de Galatea, pero ella no le correspondía.
El corazón de Galatea pertenecía al bello Acis, hijo del dios Pan (dios de los pastores y rebaños) y una ninfa. Una vez que los amantes se encontraban descansando a la orilla del mar, Polifemo los descubrió. Acis intentó huir, pero el furioso monstruo le lanzó una enorme roca y lo aplastó.
Galatea muy triste, acudió a la naturaleza de su madre Toosa y lo convirtió en un río de límpidas aguas que llevó su mismo nombre.
Según algunas versiones, después Galatea estuvo con Polifemo y de esta unión nacieron Gálata, Celto e Ilirio, epónimos de los pueblos de los gálatas, los celtas, y los ilirios respectivamente.
En otras tradiciones, Galatea pertenecía en cuerpo, alma y corazón al imponente Polifemo, pero Acis se enamoró de ella. Cuando el cíclope descubrió tal cosa, celoso y encolerizado intentó matarlo lanzándole unas rocas, pero antes de que lo pudieran alcanzar, Acis se transformó en río y así evitó la tragedia.
El Mito de Ariadna:
Ariadna es la hija del rey Minos y Pasifae de Creta. Su padre tenía en un laberinto al minotauro, a quien había que alimentar con gente ateniense cada nueve años.
La tercera vez que los atenienses debían pagar su tributo, Teseo, -hijo de Egeo, el rey de Atenas- se ofrece a ir y matar al minotauro. El problema era que el minotauro vivía en un laberinto del que no se podía escapar.
La hija de Minos, Ariadna vio a Teseo y se enamoró de él, por lo que decidió ayudarlo con la condición de que se casara con ella y se la llevara lejos de su temible padre.
Teseo aceptó, y así fue como Ariadna le regaló un ovillo para que una vez en el laberinto, fuera desenrrollándolo y pudiera servirle de guía al regreso e indicarle el camino de regreso.
Cuando Minos supo que Teseo había matado al minotauro montó en cólera por lo que Teseo tuvo que apresurarse en la huída en la que lo acompañó Ariadna. Pero ella nunca llegó a ver la tierra de Teseo, Atenas, pues en una escala que él hizo en la isla de Naxos, la abandonó dormida en la orilla.
Las versiones de esta traición varían mucho y se han hecho un sinnúmero de hipótesis. Se ha dicho que Teseo dejó a Ariadna en la playa porque estaba enamorado de otra mujer, también que fue por orden de los dioses, o sino que mientras ella se encontraba en la playa recuperándose de un mareo, él regresó al barco, y este sarpó impulsado por un misterioso viento.
Pero, Ariadna no se amilanó mucho y olvidó sus penas de amor con el dios Dionisio, quien se había enamorado profundamente de ella. Se casó con ella y la llevó al Olimpo. Como regalo de bodas le dio una diadema de oro que hizo Hefesto y que luego se convirtió en constelación.
Sus hijos con Dionisio fueron Toante, Estásfilo, Enopión y Pepareto.
Su muerte es objeto de varias versiones pues hay quienes dicen que Artemisa la mató, cumpliendo órdenes de Dionisio. Pero también hay quienes opinan que ella murió en la isla de Naxos, donde Teseo la había abandonado cuando ella dio a luz.
Andrómeda:

Andrómeda es hija de Cefeo (rey de Etiopía) y de Casiopea, quien pretendía ser más hermosa que todas las Nereidas. Éstas ofendidas, le pidieron a Poseidón que castigara el atrevimiento de Casiopea. Poseidón entonces envía un monstruo a las tierras de Cefeo.
Cuando el rey desesperado consulta al oráculo de Amón, éste le predice que la única manera de salvar sus tierras era exponer a Andrómeda, la hija de Casiopea como víctima expiatoria. Debido a los grandes sufrimientos del pueblo, Cefeo se vio obligado a hacerlo.
La doncella fue atada a una roca para que el monstruo la atacara y entonces dejara al pueblo libre. Perseo que volvía de matar a la Gorgona, ve a la linda joven y se enamoró de ella, por lo que prometió a Cefeo liberarla con la condición de que se la dieran por esposa. Cefeo aceptó y Perseo mató al monstruo. Luego se casó con Andrómeda.
Fineo, hermano de Cefeo, entró en cólera pues Andrómeda le había sido prometida en matrimonio anteriormente. Debido a esto urdió una conspiración contra el valiente Perseo. Sin embrago, éste lo descubre a tiempo y utiliza la cabeza de la Gorgona contra sus enemigos. Cualquiera que viera directamente la maldita cabeza sería convertido en piedra. Así Perseo se liberó de sus enemigos y pudo casarse felizmente con Andrómeda. Se la llevó para Argos y después se fueron a vivir a Tirinto, donde Andrómeda le dio varios hijos y una hija.
Conón hace una interpretación racionalista de esta leyenda, donde Cefeo reinaba en Yope, país que sería Fenicia después. Este reino se extendía desde el Meditaerráneo hasta el país de los árabes y el mar Rojo. Andrómeda (hija de Cefeo) era muy hermosa y la cortejaban Fénix y su tío Fineo. Después de mucha discusión, Cefeo resolvió casar a su hija con Fénix, pero para evitar una pelea con su hermano, simuló un rapto.
Fénix iba a robar a Andrómeda de un islote donde se hacían sacrificios a Afrodita (diosa del amor y de la belleza). Éste lo hace a bordo de una nave llamada La Ballena. Andrómeda no había sido informada del plan por lo que se puso a gritar y a pedir auxilio. Perseo (hijo de Danae y Zeus) que iba pasando, la escuchó y cuando la vió, se enamoró de ella. Por eso, decidió salvarla.
Con la cabeza de Medusa (la Gorgona), a quien acaba de matar, Perseo petrificó a quienes creía malvados raptores, y rescató a Andrómeda quien se enamoró de él, por lo que se casan y se van tranquilamente a reinar a Argos.